Cómics Clásicos

Disfruta de estas joyas de época

Para poder hablar de cómics clásicos, tebeos clásicos o historietas clásicas nos tenemos que remontar al más estricto origen del cómic. En el año 1809, Thomas Rowlandson, creador de “Los Viajes del Doctor Syntax” nos trajo lo que se considera el primer cómic o aventura seriada de la historia. Sin embargo, la primera novela gráfica fue obra de Rudolph Töpfer que, inspirado por Rowlandson, publicó en 1837 “Las aventuras de Obadiah Oldbuck”. Libro con ilustraciones en todas sus páginas y con textos en el pie de los mismos. 

La primera aparición de una historieta dentro de un periódico fue de la mano del poeta y artista alemán Wilhem Bush, que publicó sus primera caricaturas en el periódico Fliegende Blátter en 1859. Aunque ninguno de estos anteriores se consideró realmente el primer cómic moderno hasta la publicación de The Yellow Kid, en el diario The World de Nueva York en 1896. Esto es porque hasta ese momento, nadie se había referido nunca a estas historietas como “cómics”. En cualquier caso, hasta 1907 no se publicaría la priemra tira cómica de la historia del cómics publicada a diario con éxito relevante. Esta publicación, Matt and Jeff de Bud Fisher duraría hasta 1982.


La evolución de los cómics clásicos en todo el mundo

El primer libro de cómics de la historia es Funnies on Parade, publicado en Estados Unidos. Nacido a raíz de la revista The funnies, de publicación mensual, estaba formada íntegramente por tiras cómicas y fue publicada en 1910. Tras esta, llegó la revista Carnival of Cómics, que incluía cómics clásicos como Dick Tracy y Popeye, aparecido por primera vez en 1929. 

En Europa, las primeras tiras cómicas editadas fueron en el Corriere dei piccoli, en Italia. Francia también aportó su grano de arena a la evolución del cómics en Europa. Aparecieron en Le Journal las aventuras de Pieds Nickeles.

Para los españoles, la primera “historieta” o “cómic” que conocerían sería el Patufet, publicada en Cataluña en 1904 (aunque no podría llegar a considerarse cómic del todo). Sin embargo, no llegaría la primera revista de cómics hasta 1917, el TBO

Entre los cómics clásicos más trascendentales de nuestra historia encontramos a Winnie the Pooh, publicado por primera vez en 1926, Tintín, publicado en 1929, Tarzán de los monos, publicado en 1929, Mickey Mouse, que llegaría en 1930, Superman, publicado por primera vez en 1938, Snoopy, de 1950 o Garfiel, publicado en 1978. 


Los clásicos españoles

La primera revista de tiras cómicas publicada en España fue Dominguín, llegada en 1915. Esta no fue realmente la impulsora del cómics en España, sino que lo fue TBO, del año 1917 y publicada por Arturo Suárez. Este fue realmente quien dio nombre a lo que hoy ya comúnmente llamamos “tebeo”. 

Muchas otras historias inundarían la España de los tebeos, como la revista Mickey en el año 1935, Roberto Alcázar y Pedrín en 1940, El Guerrero del Antifaz en 1944, Hazañas Bélicas en 1944, El Coyote en 1947, el Capitán Trueno en 1956 o El Jabato, en 1958, entre otros muchos. Un clásico del cómic español como fue Mortadelo y Filemón no aparecería por primera vez hasta 1958, dentro del cómic Pulgarcito. Desde ese momento Ibáñez se convertiría en unos de los referentes de los cómics de humor españoles.


Cronología de los cómics clásicos 

En torno a los años 50 fue cuando nacieron lo que hoy son los principales cómics clásicos de nuestra historia, muchos de ellos, cómics de superhéroes.

Lucky Luke apareció por primera vez en 1947, en la revista francesa Spirou. En 1950 vería la luz la pandilla de “los cacahuetes”, The Peanuts, con Charlie Brown, Peppermint Patty, Shermy y Snoopy. En 1959 se presentaría por primera vez en Francia a uno de sus personajes más icónicos, Astérix el Galo. Entre los años 60 y 70 llegarían al mundo del cómic personajes como Spiderman, los 4 Fantásticos, Hulk, Thor, Iron Man, Dr. Strange, X-Men, Avengers, Darevil, Black Panther o Guardianes de la Galaxia, entre otros. Watchmen aparecería en 1986, de la mano de Alan Moore y David Gibson y se convertiría en el primer cómic en figurar como obra literaria, dentro del libro 1001 libros que hay que leer antes de morir (Grijalbo, 2006).